Alan Rocha es un artista originario de Veracruz, México, cuya obra en acuarela nace de la búsqueda constante de equilibrio entre lo efímero, lo infinito y lo vital. Su serie de retratos convierte el rostro humano en un punto de encuentro simbólico, donde lo interior se proyecta con delicadeza hacia lo universal.

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Cada pieza es una reflexión visual sobre la existencia: cuerpos que respiran, sueñan y desaparecen, pero que conservan huellas del universo y de la tierra. Una chica cuyo cabello florece como símbolo de vida y transformación; una geisha que encarna ritual, contención y misterio. 

 

Su estilo se caracteriza por la exploración de la luz, la transparencia y la textura, transmitiendo ligereza y profundidad emocional.